RESEÑA BIOGRÁFICA DEL
DR. JESÚS GARCÍA SOTO
(1954 - 2009)
Jesús García Soto nació en la ciudad de Manuel Doblado, Guanajuato el 22 de julio de 1954, fue en León, Gto. donde cursó primaria, secundaria y la preparatoria, esta última en el plantel oficial de la Universidad de Guanajuato. De aquí se fue a la Ciudad de Guanajuato a estudiar la licenciatura de Químico Farmacéutico Biólogo y se tituló en 1977 con una tesis experimental.
Chuy trabajó en el área de la bioquímica clínica y descubrió que esa no era su vocación, que debía reencontrar el camino que ya había comenzado a andar, la investigación. No le gustaba lo rutinario, siempre estuvo buscando desafíos, y la investigación le brindaba esa oportunidad. El Cinvestav lo atrajo y se inscribió en la maestría en Bioquímica donde se graduó en 1981 bajo la dirección de la Dra. Marta Susana Fernández Pacheco. En 1985 se graduó de doctor en Ciencias, especialidad en Bioquímica, bajo la dirección del Dr. Alberto Darszon Israel. En su paso por el Cinvestav inició amistades que aún perduran.
Jesús trabajó intensamente durante su posgrado, y ya desde ese tiempo se vislumbraba su gran trayectoria académica y su capacidad de liderazgo. Recuerdo bien, que cuando el Dr. Darszon salía de viaje, Chuy se quedaba a cargo del laboratorio, eso lo veíamos como una gran distinción hacía su persona, y la confianza ganada ante su jefe o director de tesis. Tuvo una vida académica vasta en todos los sentidos, publicó 34 artículos en revistas indexadas, incontables presentaciones en Congresos Nacionales e Internacionales. Graduó 9 estudiantes de doctorado, 19 de maestría y 16 de licenciatura. Fue miembro del Sistema Nacional de Investigadores y era uno de los pocos SNI Nivel II en nuestra casa de estudios.
Fue dos veces director de la Facultad de Química, dos veces apoyó la administración de la Universidad , a través de la Dirección de Apoyo Académico y en estas últimas fechas en la Dirección de Apoyo a la Investigación y el Posgrado. Participó en múltiples órganos colegiados, siempre con la convicción de que las cosas son en beneficio de la comunidad universitaria y la educación de calidad en nuestro país. Bajo su período ante la dirección se revisaron y reestructuraron los programas académicos y con su visión se gestaron otros más, de allí dio origen a la licenciatura en Biología Experimental. Jesús fue crítico, exigente, comprometido, pero justo. Compartimos aventuras y sueños. Su sueño de probarse en las grandes ligas lo llevó a realizar una estancia posdoctoral en Toronto, Canadá con el Dr. Sergio Grinstein. Sueño que le dio grandes satisfacciones personales y científicas, pues además de los artículos científicos, ganó amigos entrañables. En ese viaje inicial a Canadá ya lo acompañó Lulú, su esposa, compañera incondicional y de gran fortaleza. Su pasión son su familia, su esposa Lourdes y sus hijas Priscila y Estefanía. De regreso a su actividad académica: fue Profesor de Bioquímica en los niveles de licenciatura y posgrado, siempre buscó como motivar el aprendizaje en los alumnos, la manera de hacerlos pensar para entender la bioquímica, no solamente para memorizar. Se ganó siempre el respeto y admiración de sus alumnos. Enseñaba bioquímica no sólo en el aula, sino que era un bioquímico de verdad; un bioquímico de nuestros tiempos que utilizaba estrategias diversas para responder sus preguntas en el laboratorio de transducción de señales. Laboratorio localizado en el nuevo edificio que está junto a la cancha y que fue compartido con la Dra. Lupita Martínez durante muchos años. Juanita López fue su mano derecha en el laboratorio.
El Dr. García Soto supo formar a sus alumnos y dejar que caminaran por pie propio en la ciencia. No sólo graduó alumnos, sino que ganó amigos que admiraban al maestro como persona también. Chuy fue siempre respetuoso de las personas, respetaba la vida personal y se enfocaba en el ámbito profesional. Podía dar un consejo si lo pedíamos. La discreción era otra más de sus virtudes. Ya para terminar, quisiera decir que todos llegamos a este mundo una vez, cuando nacemos, Chuy nació dos veces, recibió un regalo imponderable, un riñón para suplir el suyo que dejó de funcionar. Esta nueva oportunidad la aprovechó de una manera muy intensa sirviendo a su Alma mater durante cuatro años y un mes. Soñó con una Universidad diferente, tuvo como siempre aspiraciones muy altas y su filosofía le permitió aceptar sus triunfos y sus derrotas con la serenidad del deber cumplido.
El texto fue tomado del homenaje póstumo rendido por el Dr. Sergio Arias Negrete en la Facultad de Química de la Universidad de Guanajuato, el día 26 de agosto del 2009.
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